Convertir tu pasión en un trabajo

Convertir tu pasión en tu trabajo y vivir de ello

Irene Rodrigo

Irene Rodrigo es una amante de los libros. Creció entre estanterías repletas de historias por descubrir y pasaba las clases inmersa entre las páginas de algún libro. Su amor por las letras la llevó a estudiar periodismo, donde descubrió que si existía la divulgación científica, ¿por qué no había divulgación literaria? Tras acabar la carrera con un final nada convencional y varios años de duro trabajo, Irene ha presentado el programa de televisión Una Habitació Pròpia y se dedica a la divulgación literaria. Como la propia Irene dice, todo los libros hablan de ti.
Puede parecer que la suya sea una de esas historias exitosas de si quieres, puedes. En parte lo es, pero en parte nada tiene que ver. Todo es cuestión de perspectiva, de cómo se enfoquen las cosas y justo ese es uno de los grandes aprendizajes que ha vivido hasta llegar aquí.

Su pasión por las letras le llevó a estudiar periodismo. Nunca se ha considerado periodista como tal y, al principio, en aquel momento en el que la crisis acechaba, pensaba que no lograría encontrar trabajo de ello. Nada más pisar la universidad un profesor les advirtió que nunca conseguirían ejercer la profesión. Y así lo pensó durante un tiempo, hasta que una historia le hizo cambiar de opinión. “Mi madre es de un pueblo pequeño de Albacete y se vino a Valencia a estudiar Ingeniería Agrónoma con una beca, así que si suspendía una sola asignatura le quitaban la beca. Era una carrera complicada y al entrar se decía que del año anterior tan solo pasaban limpias 5 personas. Cuando escuchó esto, le entró el bajón y llamó a mi abuela para decirle que se lo dejaba, que no iba a ser capaz… Al final decidió que ella iba a ser una de esas personas que iba a pasar limpia al año siguiente. Empezó a estudiar un montón y consiguió pasar todos los cursos. Cuando me contó esta historia me di cuenta de que realmente…

"No depende de algo externo que lo consigas o no, sino de que tomes la decisión: yo voy a ser una de esas personas que pasen de curso sin suspender o que trabajen de periodista”

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Para cualquier estudiante llegar al final supone preguntarse cuál será el siguiente paso; en su caso, Irene tampoco lo tenía muy claro. En un primer momento decidió cursar un máster de periodismo de viajes, pero pensó que sería mejor invertir el dinero en viajar. Empezó a trabajar en la cafetería de su madre para ahorrar y conseguir algo de dinero. Pero el teatro entró en su vida, y con él, la idea de estudiar arte dramático. Aunque ya no tenía la necesidad imperiosa de conseguir dinero, continuaba buscando formas de ganarse la vida y que le permitiesen ir labrándose un futuro. Un día encontró un anuncio en el que buscaban periodistas para un proyecto que estaba comenzando, un portal de referencia para hombres en los que se hablase de temas como psicología o hijos. “No había financiación, era una apuesta, pero como nunca había participado en un proyecto así, tenía plena confianza. Estuve como dos años con ellos, me ocupaba de la edición de artículos y también escribía algunos. Como me lo curraba mucho y tenía confianza en el proyecto, me empezaron a pagar, aunque era de su propio bolsillo. Además, uno de ellos me encargó la corrección de su libro, y se me encendió la bombilla, se me ocurrió que podía ofrecer ese servicio”.

Confiar en una misma es la clave para emprender

Al acabar la carrera, hizo las maletas y se fue a Lisboa a hacer prácticas en la agencia Lusa, donde consiguió una plaza tras enviar más de 100 correos a distintos medios. Allí contactó con El viajero de El País para colaborar y, aunque no cuajó, le ofrecieron un hueco para esa misma sección en Valencia. Estas primeras experiencias en el mundo laboral le permitieron aprender de los errores e ir adquiriendo confianza profesional. “Yo estoy a favor de, al principio, incluso cuando estás estudiando, ir haciendo trabajos. En la universidad te dan unos conocimientos teóricos y algunos prácticos, pero el aprendizaje real está en el mundo laboral, donde descubres cómo funciona todo: las condiciones, los sueldos… Por eso creo que es mejor pegártela al principio al poner precios o aceptar ciertas condiciones, que luego. Aunque creo que muchas veces ocurre por no confiar en tu trabajo y poner límites, y esa confianza se va generando a medida que vas teniendo experiencia”.

Los comienzos pueden ser complicados al no tener experiencia, aunque juega a favor la ilusión, el idealismo o esa valentía fruto de no pensar las cosas. “Está bien tener un punto de inconsciencia, solicitar trabajos o ir a entrevistas que quizás tu mente te dice ‘esto me viene grande’. Es ponerte retos que te van a hacer crecer, o al menos aprenderás algo de esa entrevista o de ese trabajo freelance. Yo creo que hay que creérselo un poco, porque el ambiente ya de por sí es pesimista. Hay mucha gente creyendo que no es buena, y yo, por ejemplo, nunca destaqué en la carrera, porque había gente muchísimo mejor en cuanto a habilidades de escritura, investigación, etc.; pero una cosa es las habilidades que tengas a nivel profesional y otra es todas las creencias que tengas al respecto de ti mismo, del mercado laboral y de tus propias capacidades. Si tú eres un crack, pero no te lo crees, probablemente no vas a llegar a donde podrías llegar si tuvieras esa combinación de capacidades y confianza. En cambio, si tú no eres un crack, pero te lo crees, puedes llegar a serlo. Simplemente porque te lo estás creyendo. Se trata de encontrar el equilibrio entre la humildad, de yo no lo sé todo, y la confianza, de puedo llegar a serlo”.

“Si tú no eres un crack, pero te lo crees, puedes llegar a serlo. Simplemente porque te lo estás creyendo”.

Seguir tu intuición a la hora de emprender

Tomar decisiones puede ser complicado. Se trata de elegir lo que quieres y de lo que estás realmente segura. Incluso a veces creemos que no sabemos bien qué queremos ni mucho menos que opción escoger, pero tal vez no sea así. “Yo siempre pienso que siempre sabemos la respuesta. A mí misma me ha pasado de estar en duda con cosas durante tres meses y luego tomar esa decisión que pensabas desde el principio que sería la buena. Pero te pones excusas, tienes miedo, piensas que no va a salir bien, y lo vas postergando hasta que la vida te lleva a eso. Puedes ir entrenando y conectando con esa parte de ti que ya sabe lo que quiere hacer para hacerlo cuanto antes, porque esos tres o cuatro meses te quitan mucha energía. Es ruido mental, estás dándole vueltas a algo que en el fondo de ti ya sabes que es eso. La sociedad no fomenta esa intuición interior porque somos muy lógicos, y estamos programados para esto, esto y esto. Y si sientes otra cosa, dudas; porque tu corazón te dice eso, pero el resto de la sociedad te dice esto otro. Y aunque en tu interior lo sepas, te vas a dar mil y una excusa para no hacerlo y para decirte a ti misma que eso es una locura”.

“ Pero te pones excusas, tienes miedo, piensas que no va a salir bien, y lo vas postergando hasta que la vida te lleva a eso”.

Los libros siempre han formado parte de la vida de Irene, pero no fue hasta que cursó arte dramático cuando decidió hacer de su pasión su profesión. Así creó Léeme, un programa en Youtube a través del que acercar los libros a todas esas personas que no les gusta leer. También creo Te Comunicas, un proyecto donde enseñar a hablar en público y comunicación ante la cámara. “Fueron dos proyectos que surgieron al mismo tiempo. Con Te Comunicas quería profesionalizar lo que iba haciendo de correcciones, redacciones y demás; quería contar que lo hacía y que podían contratarme”. Crear Léeme fue un proceso más complicado, ya que suponía empezar desde cero. Aunque la idea surgió pronto, tardó un par de meses en madurar y asentarse. “Yo al principio tenía muchas dudas. A mitad de grabar el primer capítulo estuve a punto de mandarlo todo a la mierda. Veía todo lo que tenía grabado y no sabía ni por dónde empezar. Acabé el primero y acabé muy contenta. Además, cuando sacas una cosa nueva tiene mucho impacto y todo el mundo lo mira, le da a me gusta…

Creo que al principio iba con las expectativas muy bajas, pero al verlo pensé: ‘es mejor de lo que me hubiese imaginado’, y eso me dió mucha confianza e hizo que lo moviera mucho. Envié una nota de prensa a medios, presenté el primer capítulo en una librería de Albacete cuando iba de viaje a visitar a mi familia… Ahora lo pienso y digo: ‘¡qué ingenua!’, porque solo tenía un capítulo, pero tenía mucha confianza en él y fui a por todas. Es súper importante desde el principio confiar en el proyecto y tener ese punto temerario. Hay que creérselo, porque entonces harás todo lo necesario para que eso ocurra, para que se materialice”.

“Es súper importante desde el principio confiar en el proyecto y tener ese punto temerario”.

Existen formas infinitas de lograr aquello que nos proponemos, de llegar dónde nos habíamos planteado. «Todo lo que hemos sacado con Léeme con patrocinadores lo hemos reinvertido en el proyecto. Pero a raíz de Léeme, me salieron oportunidades para dar formaciones, charlas y demás; así que como plataforma de proyección profesional me ha ido muy bien, aunque no haya podido vivir únicamente del proyecto. Pero eso ya lo sabía cuándo lancé Léeme y creé Te Comunicas para poder compaginarlo. Es que hay proyectos que son más monetizables que otros, pero si tú desde un principio lo sabes y lo estás utilizando con otros fines, como plataforma de proyección profesional, es una apuesta a largo plazo».

Irene creyó desde el principio en su proyecto, a pesar de dudar a veces. Tenía un objetivo claro: dedicarse a la divulgación literaria. Tras 2 años dedicándose a Léeme, comenzó a trabajar para la televisión pública valenciana, presentando Una Habitació Pròpia, un programa de divulgación literaria. Había conseguido aquello con lo que tanto había soñado, pero no todo fue como esperaba. “Cuando me dijeron que compraban el programa, fue como un subidón al principio, llevaba dos años para que pasase. Pero luego, a los tres días se esfumó. Pensaba: ‘he conseguido lo que yo quería, pero no me ha hecho tan feliz como yo pensaba que me iba a hacer’. En ese momento me di cuenta de que no hay que depositar un montón de expectativas en algo externo a nosotros ni que nuestra felicidad dependa de ello, porque sino estás vendido. Me costó tiempo aprenderlo y estuve tiempo aceptando que no era tan feliz como pensaba que iba a ser. El tópico de que ‘la felicidad se encuentra en el interior’ es verdad, y si seguimos enfocados en el exterior, en conseguir cosas y no en profundizar en nuestras inseguridades, miedos y los problemas que tenemos en el día a día, no habrá una felicidad interior que nutra los logros diarios”.

“He conseguido lo que yo quería, pero no me ha hecho tan feliz como yo pensaba que me iba a hacer”.

Emprender no lo es todo
Emprender no es una meta, sino un camino

Emprender nunca había estado entre las posibles salidas de Irene, sin embargo, sus decisiones y ese deseo de querer dedicarse a los libros le llevaron a lanzarse al emprendimiento para crear un trabajo a su medida. “El emprendimiento tiene esa aura de idealización, pero no todo es tan guay, porque vas a tener que hacer muchas cosas que no te gusten. Cuando editaba los programas de Léeme, lo hacía porque tenía que hacerlo, pero no es mi pasión y había días que me desesperaba, sobre todo cuando me petaba el ordenador y se me perdía la última media hora. Y ya no hablemos del tema de las facturas, pero es un precio que tienes que pagar para poder dedicarte a lo que te gusta. A mí lo que más me compensa es marcar mi propio ritmo de vida, si hoy no me apetece trabajar pues no trabajo, y mañana por ejemplo le dedico 10 horas. Y no solo libertad de horario sino también a la hora de moverte por el mundo, incluso a la hora de cambiar de trabajo. Si en algún momento me canso de hacer lo que estoy haciendo, creo que no tendré ningún problema en dejarlo. Dejé Somniarte, prácticamente tengo parado Te Comunicas porque no doy abasto… incluso con los libros pienso que si en algún momento me aburro o que no puedo crecer más en ese ámbito creo que no tendré problema en buscar alguna otra cosa. Realmente esto lo puedes hacer con cualquier otro trabajo, dejarlo si ya no quieres seguir, pero creo que el emprender te pone tantos retos en el día a día que al final te genera esa mentalidad de atreverte, tomar decisiones y no dudar tanto. Una de las cosas que más valoro que he aprendido emprendiendo es perder ese miedo a no saber qué hacer con mi vida”.

Hablamos acerca de esa sensación cuando ves a todo el mundo como competencia, o crees que el resto vale más que tú. “Nos vemos unos a otros como profesionales, como números de una cadena de montaje. Desde que entramos en escolar, ya nos están educando para ser trabajadores. Entonces todo está enfocado a eso. Y aunque no te lo digan, es lo que tú percibes y va generando esa creencia de que tú vales lo que vales porque trabajas en esto o porque eres bueno en lo que haces”.

Nos educan para ser trabajadores

“Aunque no te lo digan, es lo que tú percibes y va generando esa creencia de que tú vales lo que vales porque trabajas en esto o porque eres bueno en lo que haces”.

Irene tomó la decisión de emprender para unir su pasión y su profesión, pero defiende que no todo el mundo debe tomar el mismo camino, sino elegir aquello que realmente quiere hacer. “El otro día quedé con una amiga que está opositando. Ella es ingeniera y tiene muy claro que eso es lo que quiere. Hizo un Erasmus, luego una estancia en Perú, en Alemania… Ha viajado mucho y después de trabajar en tantos sitios, se dio cuenta de que lo que quería era volver a su pueblo, hacer oposiciones y quedarse lo más cerca posible de su familia. Eso es genial porque lo decides. Después de haber tenido experiencias y haber vivido otras cosas que pensabas que era lo que querías, te has dado cuenta de que realmente querías otra cosa. Y lo decides y vas a por ello. Lo importante es decidir qué quieres hacer, no que te resignes a hacer algo”.

El miedo es inherente a las personas, sobre todo, cuando emprendes. Elegir un camino desconocido, crear tu propio trabajo o, simplemente, presentar tu proyecto a alguien puede dar miedo. Irene, en algunos tramos del camino, también lo ha tenido. “Para pasar el miedo, lo importante es reconocerlo. Yo creo que en esta sociedad todo el mundo estamos cagados, por una cosa otra, pero como nadie lo dice parece que nadie tiene miedo. Y como nadie lo dice, tú tampoco; y al final vamos con nuestro miedo por la vida sin compartirlo. Nadie te dice cómo tienes que gestionarlo, pero es necesario aceptarlo: vale tengo miedo y no pasa nada».

“En esta sociedad todo el mundo estamos cagados por una cosa u otra, pero como nadie lo dice, parece que nadie tiene miedo”.

(*) Fotografías [por orden de aparición]: Daniel Gramage, Quique Sáez, Julio César Higuera.