Y tú, ¿qué quieres ser de mayor?

“Y tú, ¿qué quieres ser de mayor?”

No sé cuántas veces nos hacen esta pregunta cuando somos pequeños, como si lo único que importase en nuestras vidas es aquello a lo que nos vamos a dedicar. Se trata de escoger una opción y llevarla a cabo durante toda tu vida.

“Persona”, “feliz”, “hipopótamo”. Son tantas las respuestas, pero no. Elige una opción: veterinaria, médica, profesora, astronauta… la que quieras, pero escoge una. Recuerdo estar en primera o segundo de primaria y tener que plasmar en un dibujo la profesión a la que nos queríamos dedicar.

“Y tú, ¿qué quieres ser de mayor?”

Me hace gracia que se insista con esta pregunta, pero ni tan siquiera se nos guíe en encontrar nuestro talento, o talentos. Es una pregunta trampa, es la inercia de la sociedad en la que vivimos. Nacer, jugar durante los primeros años y prepararte para la profesión que vas a desempeñar el resto de tu vida hasta que llegue el ansiado momento de la jubilación.

Menuda imagen más tétrica de la vida, pero es la realidad. Al menos la actual. La que nos imponen, la que nos viene de serie. 

Estoy cansada de tener que ser periodista, como si haber estudiado una carrera significa tener que interpretar ese papel para el resto de mi vida. Ni que hubiera hecho un pacto con el diablo. No sé qué quiero ser, hay tantas opciones profesionales que me gustan. Ojalá poder ser todas a la vez.

Eso sí, tampoco quiero que ninguna de ellas me defina. No quiero que lo primero que conozcan de mí es aquello a lo que me dedico, porque me niego a que el trabajo sea mi vida. Aún no sé cómo hacerlo, cómo no dejarme arrastrar por las normas no escritas de este sistema impuesto llamado capitalismo.

“Y tú, ¿qué quieres ser de mayor?”

No sé, ya estoy siendo persona. Y en cuanto al trabajo, voy a volver a jugar, a probar y descubrir qué es aquello me gusta. Estoy cansada de tanta seriedad, de tener que tenerlo todo tan claro. Por el momento jugaré a ser dependienta y mañana ya veremos.