Los miedos te frenan

Hace más de dos años que la idea de RUMBOS comenzó a gestarse en mi cabeza. Hace dos años que realicé las primeras entrevistas. Y sin embargo han tenido que pasar muchos meses más para que finalmente el proyecto vea la luz.

Hablar de lo que verdaderamente sentimos al elegir el rumbo de nuestra vida es uno de los temas sobre los que quiero hablar en este proyecto. Siempre se habla sobre el éxito, los logros, los objetivos conseguidos… pero, ¿qué ocurre con todo lo demás? El miedo a no gustar, las críticas, la falta de inspiración, la inseguridad, la frustración cuando no se te ocurren ideas suficientemente buenas… Eso también ocurre, y suele ocurrirnos a todos. A mí la primera.

El miedo me ha paralizado, ha frenado mi proyecto durante dos años. Habrá quien piense que es falta de fuerza de voluntad, de ganas, de esfuerzo; pero no se trata de eso, o al menos yo no lo creo.

Tienes una idea, una que consideras que es buena, lo suficiente como para poner en marcha ese proyecto. Y te sientas, reservas tiempo para ponerte con ello y empiezas a escribir el contenido, pero de repente te entran las dudas. Al principio son pequeñas: si esa palabra está bien utilizada, si deberías utilizar más puntos y aparte o si mejor poner otro sinónimo. Pero poco a poco van cogiendo terreno: no escribes bien, de eso ya se ha hablado mucho, mira ese proyecto que es una pasada…, y acabas en una esquina sintiéndote tan pequeña que apenas tienes energía para dedicarte al proyecto.

No sé cuántas veces se me ha pasado por la cabeza abandonar esto, dejarlo correr. Pero tampoco sé cuántas otras me he pasado tardes desarrollando nuevas ideas, pensando textos, descubriendo nuevas historias que contar. Un tira y afloja continuo, casi diario.

Escribo esto y tan siquiera sé cuándo saldrá a luz, ni si habrá alguien que lo lea. Fantaseo con la idea de que estas historias, las que cuento y me han contado, lleguen a mucha gente y la inspiren. Ojalá.

Solo quería decir que todo el mundo tiene miedos. Yo la primera, yo muchos. Tantos como para frenar algo tanto tiempo, para hacerme sentir tan pequeña. No eres la única persona que a veces se siente como una mierda, ni tampoco eres la única que repite veinte veces la cuenta atrás antes de saltar. No pasa nada, está bien tener miedo.